María Ale dice que tiene un presentimiento, que hay algo adentro suyo que le indica que este será el año de la reivindicación, que 2013 será la oportunidad de Araza-Tuba de regresar a lo más alto. Hace ocho años que la histórica comparsa que dirige (fue creada hace 34) no recibe ningún premio. Y cuando lo admite, en su rostro se dibuja una expresión en la que se combina la tristeza y algo de vergüenza. Pero enseguida se muestra firme: sostiene que el grupo está listo para ganar. "Somos referentes de las demás comparsas", asegura María.
La suspensión de los corsos del año pasado frustró a los integrantes de Araza-Tuba. Pero fueron prácticos: el tema que habían preparado en 2012 había sido "Sueños y pesadillas" y este año presentarán "Dulces sueños"; son propuestas distintas, pero no tanto, y eso les permite reconvertir y aprovechar muchos elementos.
Poner una comparsa en el corsódromo no es sencillo ni barato: el trabajo demanda casi todo un año y los costos pueden llegar a ascender a $ 40.000 (hay que alquilar equipos de sonido, camioneta, generadores y la lista sigue...). Si bien reciben un subsidio municipal, plumas y órdenes de compra, sus integrantes a veces también deben invertir dinero y tiempo. Es el precio de la búsqueda del éxito.